sxrx c
by Jean-Luc Caesar
Te he vuelto a escribir, y quien dice escribir dice imaginar. Desnuda de espinas, como en aquella época en la que sonreía al verte llegar saliendo de tu coche. Como cuando ambos vimos karatekas teniendo un conflicto, y nuestros niños interiores andaban celosos de de ellos. Estabas guapísima. Nunca te he visto tan guapa como en ese entonces. ¿Te acuerdas? Aspiraba el aire al darte un beso para hacerme rabiar y me mordías el labio como preludio a cualquier baile entre sábanas. Esa cama era el castillo de cualquier princesa que tú te negabas a ser y yo a rescatar. Nosotros preferíamos ser perros muertos de hambre para tener permiso constante al no-ayuno. Para complacer al sexo que nunca llegaba tarde.
Te he vuelto a escribir, y quien dice escribir dice pensar. Una vez quise hacerte literatura y acabé revolviéndote las tripas como si jugase con elásticos y no con letras. No te quejaste nunca. Ni una sola vez. Amabas el dolor que te producía mi falta de educación; el odio energúmeno de saberte mía convencido de que jamás podrías serlo. Éramos de locos; quiero decir, nuestros. De tanto en tanto te llevabas alguna prenda mía para vestirte con ella y acababas sintiéndote hormiga con tal de hacerme a mí montaña. Me besabas dulcemente hasta hacer costra, porque aprendiste que peor que la cicatriz es querer salvarse de la herida.
Y quien dice escribir, dice no aguantar más. No me echas de menos, pero te acuerdas todas las mañanas de mis manos de cuervo. Vivían enamoradas de meterle mano a la ausencia latente de ti. La masturbaban hasta el orgasmo y era yo el que gemía volviendo a la vida. Como un atentado entre pecho y espalda. Después tú me observabas con los párpados como quien es cómplice del artista. Más tarde lo hacías con tus mares infinitos y a mí me daba por pensar que eran los únicos que sabían lo que miraba la muchacha de Dalí por la ventana.
Ojalá hubiese conseguido hacerte literatura y no sólo libro.
Te he vuelto a escribir. A manipular la nostalgia, el recuerdo. La desidia que me escama la piel y la cobardía. Te he vuelto a escribir y he vuelto a besarte el pelo, a olerte en las alturas de ese cielo raso en el que tú divagas. Te he vuelto a escribir para que tu arritmia siga latiendo al ritmo de mis dedos; para que mis dedos latan debido a tu taquicardia. Te he vuelto a escribir porque el crimen siempre vuelve al asesino. Para que nunca seas olvido ni cadáver ni polvo.
Te he vuelto a escribir.
Con el miedo infinito de que ya no me leas.
Me has dado escalofríos con tus palabras y unas ganas incontrolables y seguir leyéndote.
ResponderEliminarGracias.
No se quién eres, ni cómo eres, ni dónde estabas cuando escribiste esto, pero puedo imaginarte haciéndolo. Eres grande.
ResponderEliminar